Una
vez conocida la ubicación en la Tabla y las tendencias de los elementos a ceder
o a captar electrones, podemos explicarnos cómo y por qué los elementos se unen
de determinada manera.
Los elementos, cuando se unen, pierden, ganan o
comparten electrones, pero no en cualquier cantidad, sino que lo hacen para
llegar a una estructura más estable. Esa estructura más estable en la mayoría
de los elementos representativos es la correspondiente a un gas noble.
Como
todos los gases nobles, excepto el Helio, tienen 8 electrones en su último
nivel de energía (en su CEE); esto llevó a la denominada regla del octeto, o
sea que los elementos tienden a completar sus 8 electrones en el último nivel.
Como toda regla, tiene sus excepciones (algunas de las cuales veremos como
ejemplo).
El Hidrógeno al
unirse no completa 8 electrones,
sino 2. Pero el Hidrógeno no es una excepción a la regla.
Tenemos
entonces tres posibilidades de unión entre los distintos elementos. Si se unen
un elemento con tendencia a ceder
electrones (metálico) y un elemento con tendencia a captar electrones
(no metal, con alta electronegatividad) con una gran diferencia de
electronegatividad entre sí; el metal cederá sus electrones al no metal y se
formarán iones, quedando el metal como catión y el no metal
como anión. La atracción
electrostática entre los iones de signo contrario forma la unión iónica.
La
unión iónica se produce cuando se unen un metal y un
no metal con suficiente diferencia de
electronegatividad entre sí. Se forman iones con cargas eléctricas contrarias y
la atracción electrostática entre ellos forma la unión.
El
ejemplo de unión iónica es el cloruro de sodio. El sodio que se encuentra en el
grupo IA, tiene mucha tendencia a ceder ese último electrón porque al hacerlo
se queda con la CE del gas noble anterior. El cloro necesita ganar un electrón para
llegar a la CE de gas noble. El sodio cede su electrón al cloro y los dos
completan su octeto. La representación de esto en una estructura o fórmula es
lo que se llama fórmula o estructura de Lewis.
Si
se unen dos elementos metálicos (o átomos del mismo elemento, que es el caso
más usual), con tendencia a ceder electrones y baja electronegatividad; como
esos últimos electrones están muy débilmente unidos lo que se produce es una
red tridimensional de cationes entre los cuales
pueden moverse libremente
los electrones. Esa
es la unión metálica.
La
unión metálica se produce en general
entre los átomos de un mismo elemento metálico, que tiene baja electronegatividad,
como en el hierro, el cobre o el aluminio.
La unión metálica no tiene representación en una estructura de Lewis.
Por último,
si se unen
dos elementos con
tendencia a captar
electrones (de alta electronegatividad y
poca diferencia de
electronegatividad entre sí),
como los dos
“quieren quedarse” con los electrones,
ya que necesitan captar
electrones para completar su octeto, terminan compartiéndolos. Ésta es
la unión covalente.
La
unión covalente se produce
entre no metales,
elementos con alta electronegatividad y poca diferencia de
electronegatividad entre sí.
Es covalente
la unión existente
en la molécula de
cloro, donde como
ambos átomos necesitan un
electrón más para completar su octeto, comparten un par de electrones, eso es
lo que se denomina una unión covalente simple.