lunes, 19 de octubre de 2015

Conservación y degradación de la energía

Principio de conservación de la energía

La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma.
En estas transformaciones, la energía total permanece constante; es decir, la energía total es la misma antes y después de cada transformación.
Por tanto, la energía total del universo se mantiene constante.

En el caso de la energía mecánica se puede concluir que, en ausencia de rozamientos y sin intervención de ningún trabajo externo, la suma de las energías cinética y potencial permanece constante. Este fenómeno se conoce con el nombre de Principio de conservación de la energía mecánica.

Degradación de la energía

Aunque en cualquier proceso la cantidad de energía se conserva, no se conserva su ''calidad'', porque tiende a transformarse en formas de energía menos útiles.
En las transformaciones energéticas, una parte de la energía inicial se disipa caloríficamente y no puede ser íntegramente convertida de nuevo en la forma que tenía la energía inicial. Esta energía transferida como calor es el resultado final de toda transformación energética.
La energía se conserva en los cambios, pero tiende a transformarse en formas de energía menos aprovechables.
Cualquier tipo de energía puede transformarse íntegramente en calor; pero, éste no puede transformarse íntegramente en otro tipo de energía. Se dice, entonces, que el calor es una forma degradada de energía. Son ejemplos:
La energía eléctrica, al pasar por una resistencia.
La energía química, en la combustión de algunas sustancias.
La energía mecánica, por choque o rozamiento.

Rendimiento energético

En una transformación energética, la energía suministrada, es igual a la suma de la energía útil, o aprovechable, más la energía disipada caloríficamente.
Se denomina rendimiento energético, r, al cociente entre la energía útil y la energía suministrada. Se expresa en porcentaje.


Por ejemplo, si un motor tiene un rendimiento del 60%, solo realiza un trabajo de 60 Joules (J) por cada 100 J de energía que consume. Ninguna máquina tiene un rendimiento del 100%, porque siempre disipa caloríficamente parte de la energía que se le suministra.

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